Estoy pensando en poner una encuesta como la del apellido. Pero no sé de qué. O una para valorar si la chica del principito inglés es mejor que Letizia Ortíz o una para ver lo que duran juntos. A mí me ha dado una sensación un poco extraña el anuncio de compromiso del príncipe Guillermo con la señorita Midellton, a partir de ahora Lady Di 2.0. Si las primeras partes no fueron buenas, las segunda yo no quiero ni saber.
Ocupará el asiento de novio, en una presuntuosa boda a lo ‘granbritánico’ el año que viene, un joven que cada vez lo va siendo menos, pero que tiene una abuela que no ha tenido a bien hasta el momento considerar abdicar o, directamente, irse a la vera del Señor. Porque claro, si es abuela la que reina es porque por el medio aún queda un padre. Es decir, que cuando este chico alto y bien plantao consiga meter sus orejas entre la regia corona, estará como su viejo o peor.
Las sociedades en Europa caminan a la misma velocidad con la que cambian las cosas, en un mundo que está en estado crítico. Y que una señora como la abuela siga gobernando un país como ese, parece cuestión de otros tiempos. Existe una fórmula que creo interesante. Los hijos de esos padres y de esos abuelos no son como ellos. Guillermos, felipes y magdalenas se quedan esperando una oportunidad en un planeta cambiante hasta que sus mayores estiren la pata. Pues, quizá es necesario no esperar a que un rey muera para avanzar un poco, entretanto la Monarquía sobrevive.
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