Bin Laden son los padres

Publicado: 5 May, 2011 en Cajadigit@l
Etiquetas:, , , ,

¿Y si Bin Laden son los padres? ¿Y si es un producto de tu imaginación? ¿Y si, en verdad, murió en 2001 y ahora todo es una estregia de marketing? ¿Hay motivo para ello? Cuando acabó la Guerra Fría, Fukuyama, primo de Fukushima ‘El Nuclear’, dijo que la Historia se había muerto. Que ya estaba todo hecho. Que la Humanidad entraba en una era de paz y felicidad, porros, arcoiris, sobacos peludos y comenzaría a extenderse el uso indiscrimado de palabras como ‘gracias’ o ‘por favor’ el lugar de los clásicos ‘que te jodan’ o ‘porque me sale del nabo’. Se equivocó. Muchas mentes pensantes creyeron que el atentado de las Torres Gemelas era la prueba evidente de que la Humanidad, es decir, occidente porque los demás no cuentan, se enfrentaba a otro capítulo de su propio libro de Historia. Los rusos y todo lo que tenía color rojo ya no era problema; a partir de ese momento lo iban a ser los turbantes de señores barbudos.

Bin Laden en una de sus últimas apariciones, en casa de Carlos Sobera. (Imagen: Reflexiones reflexivas)

Si Fukuyama y sus seguidores no hubieran tenido que envainársela en aquel momento, seguramente ahora muchos se atreverían a decir que, una vez que Osama Bin Laden está muerto, la Historia nos conduciría a otro estadio de movimiento ‘flower power’. Escarmentados de aquella y, sobre todo, con el temor a represalias por la muerte del líder del movimiento terrorista islamista, lo que está claro es que la movida del Bin Laden va a traer cola. Sobre todo por todas las dudas que se arrojan sobre si, realmente, está muerto o tomando cañas. Pero, ante todo, sobre cómo van a reaccionar los piraos estos que se cuelgan cinturones de dinamita y se ponen a fumar en lugares concurridos de inocentes.

Una foto, tan sólo una maldita foto, es lo que ahora los escépticos reclaman al Príncipe de la Paz, señor Obama. Pero no una hecha con Photoshop, si no una de verdad que constante que el bicho está muerto. Y más que eso. Que al bicho lo han matado tal y como nos lo han contado. Me llama la atención el hecho de que pocos medios de comunicación a nivel nacional e internacional se han atrevido a incluir entre las dispares informaciones que han publicado, alguna señal de que se puede llegar a dudar la evidencia que tratan de vender los USA. Si estaba vivo, si lo han matado, ¿por qué no lo demuestran? Si estaba vivo, si no iba armado, ¿por qué no lo detuvieron y juzgaron?

Obviamente, en el caso del supuesto asinato de Bin Laden, la comparación puede estar clara. El enemigo número 1 del mundo durante la era Bush fue Sadam Hussein (que protagonizó el papel de Scarf en ‘El rey León’). Lo buscaron (su tiempo les llevó), lo encontraron en un agujero del suelo, lo juzgaron (eso sí, bajo las leyes iraquís que el propio Sadam creó), se lo cargaron en la horca y nos lo retransmitieron en directo. Simplemente una estrategia de aquel presidente norteamericano amigo de Aznar para demostar a sus votantes (porque votantes de Estados Unidos, al fin y al cabo, somos todos) que la Justicia es posible y se puede hacer.

Tal y como pintan las cosas, al señor Obama, en absoluto descrédito después de haber cambiado de manera de pensar debido al poder, como Zapatero, le hubiera ido de puta madre decirle al mundo: «Eh, lo tenemos, lo vamos a juzgar en un procedimiento ejemplar y a encarcelar en Guantánamo, que para eso se creó y para eso lo mantengo abierto». Quizá, de esta forma, se hubieran evitado muchas dudas sobre la gestión del presidente negro del plantea que gobierna. Hubiera podido dar un golpe de efecto, un puñetazo sobre la mesa de las cosas bien hechas, un ejemplo para todos y una medallita más a una solapa que, cada día, se queda más vacía de galardones.

Primero, una foto falsa, seguro que intencionadamente filtrada, pero que fue retirada porque un vídeo de Youtube ya la había mostrado con anterioridad a su supuesta muerte. Después, un supuesto vídeo, porque foto no había, de cómo arrojaban al mar el cadáver (que podía ser perfectamente el cadáver del yonki del parque o un maniquí de Zara). Más después, dicen que sí hay foto. Al final, que la hay pero que no se enseña. Primero que si iba armado y disparó. Después que si opuso resistencia. Más tarde que el caso fue que, en verdad, «no se rindió». Las contradicciones, las versiones equívocas, los discursos deshilachados de los oficiales de la CIA y de los miembros del gabinete de Obama no dan mucha tranquilidad.

Es entonces cuando entra en juego la teoría conspiratoria, que también la hay, y a mí esas cosas me ponen cachondo. De sobra es conocida la relación entre los USA y Bin Laden, a quién se le armó hasta las caries y se le adiestró para expulsar a los rusos de Afganistán, precisamente en el contexto de la Guerra Fría. Hay quien sostiene que Osama Bin Laden es un producto creado por Estados Unidos, un agente doble de la CIA, esto es, un espía del Gobierno americano que se hizo pasar por enemigo de su propio pagador en contextos de exaltación islamista. Se dice que él fue quien alentó la toma de las armas en contra de occidente, cumpliendo órdenes de su Gobierno, el de los USA. De este personaje se saben las cosas que se saben, y poco más. Pero hay quien sostiene que, por ejemplo, en el año 2001, el de los atentados contra las Torres Gemelas (un suceso plagado de preguntas sin respuestas, al igual que la muerte del terrorista) se encontraba aquejado de una grave enfermedad renal.

De hecho, cuentan que mientras las torres se venían abajo, Bin Laden se encontraba ingresado en un hospital americano (sí, americano) en Catar, sometido a la diálisis necesaria para su supervivencia. Tras la muerte de las 3.000 personas cuya culpa se le cargó, se vio obligado, por imperativo del propio Bush, a esconderse en las montañas y crear un mito. Se intentó llevar hasta Tora-Bora, donde supuestamente se retiró a meditar, un par de máquinas de diálisis. Pero no había enchufes y, por tanto, su muerte por enfermedad parece estar certificada, según esta teoría, en diciembre de 2001. También dice que le mató un colega por un lío de faldas. Qué sé yo.

Un mandatario rebotado de la CIA, cuyo cadáver debe estar ahora sumergido en el pantano de Luna, dijo que el Gobierno de los USA estaba esperando el momento adecuado para servir en bandeja a su pueblo una estrategia propagandística para relatar al mundo cómo los valerosos americanos, que no temen ni siquiera a los mayas, son capaces de lograr lo imposible: ir a la casa de Bin Laden, llamar a la puerta, pegarle un tiro y acabar con uno de los principales males de este mundo, estilo a la película ‘La cortina de humo’, con ese genial De Niro al frente.

Las grabaciones posteriores en las que aparece Bin Laden tras su supuesta muerte real en 2001, dicen que son falsas. No existe constancia física excesivamente constatable de cómo era aquel señor. Ni de su voz. Inducía a sus fieles a cargarse a todo bicho viviente que habitara el lejano occidente con el único objetivo de meter miedo en el cuerpo al personal. Llegados a este punto, hago referencia a Daniel Estulin, ex agente de la KGB y escritor, que se ha convertido en el principal estorbo de los líderes mundiales que, cada año, se reúnen en torno al denominado Club Bildelberg de una forma sospechosamente secreta, y rodeados de personal de seguridad privado, o lo que es lo mismo, de mercenarios que velan por la seguridad.

Poco se conoce del contenido de las conversaciones en las que participan de forma habitural varios españoles, entre ellos la Reina y yo, el presidente de turno y, además, banqueros y dueños de medios de comunicación. Estulin dice haber tenido acceso a algunos de los contenidos de esas conversaciones en las que, al parecer, se lleva a cabo una estrategia para atemorizar al mundo. Las guerras nunca acabarán porque, dice, es la única manera que tienen los poderes públicos y las empresas privadas que los sostienen de hacer que la gente de a pie les necesite para que les defienda, les siga votando cada cuatro años y, mientras tanto, puedan quitarnos el dinero de los bolsillos como está sucediendo en la actual crisis económica.

Es decir, que según ellos (avalados en teorías de psicología social que ya utilizaban los nazis) es necesario someter a los habitantes de este mundo a un estado de permanente temor a, por ejemplo, el terrorismo internacional. A 18 meses para las próximas elecciones en Estados Unidos, en las que Obama se juega la reelección en un ambiente de descrédito absoluto, sacar en el discurso post mortem de Bin Laden palabras como ‘paz’, ‘libertad’, ‘seguridad’, ‘patriotismo’ o ‘América’ bien le pueden valer una nueva victoria. A Bush le resultó, ¿por qué no a él? Y, además, es argumento de un clásico de la literatura, ‘1984’ y aquel Gran Hermano que luego degeneró en lo que degeneró.

En resumen, que la explicación a todo el misterio que sobrevuela al cadáver aguado de Bin Laden puede estar, según algunos, en el siguiente esquema: creas un mostruo y luego lo matas para quedar como dios. La cuestión es si en esta ocasión en verdad había mostruo. Pues eso. Feliz 2011.  

comentarios
  1. Nerea dice:

    Ya sabes que te leo….que me gusta lo que leo….Y que me instruyes….Gracias!

Deja un comentario