… siempre se está repitiendo». Venga, vale. Lo asumo. Todas mis teorías catastrofistas son inventadas. No estamos al borde de desaparecer como especie. Sólo estamos como cuando Franco, es decir, en 1974. El entrecomillado que da título a esta tontuna es el inicio de la letra de Waterloo, aquello que con tanta gracia cantaban los de Abba y que les valió para ganar un festival musical que había en la época y que se llamaba Eurovisión, que dejó de celebrarse y emitirse para todo el continente hará como unos diez años. Esa noticia, la de los suecos que ganaron en el concurso ese que nos enseñó a decir los nombres de los números en inglés (eit poins) y en francés (tuá puá) es uno de los temas que se incluyeron en la portada del diario ‘Ya’ un día, en un mes de abril de hace 37 años. Es la única noticia que no coincide con lo que ha podido ser la portada prácticamente igual a la de cualquier periódico de esta semana.
En el resto del contenido de aquel periódico de los que se hacían en papel llevaba que si Gadafí sí, que si Gadafi no y también hablaba de los límites de velocidad recién aprobados, daba consejos para ahorrar en energía, la crónica de un partido de baloncesto entre el Real Madrid y el Juventut, y analizaba los datos económicos de una economía en crisis por el tema del petróleo. Eso de que la Historia se repite y de que ella misma se encarga de mostrarnos sus errores para que no la sigamos prostituyendo son de esos tópicos historiográficos que siempre piden la vez para intervenir.