Posts etiquetados ‘sucesos’

Hola. Mi nombre es El Cajero y soy defensor de redes sociales. Ale. ¿Quién me lo iba a decir a mí? El caso es que últimamente sale por mi entorno el tema de conversación y uno no deja de asombrarse con lo que es capaz de hacer el maldito Facebook y el maldito Twitter. ¡Incluso sé de gente que se ha echado novia! ¿Cómo te quedas? ¡Muerta! Aunque la cuestión va más allá, evidentemente. Que los medios de comunicación tradicionales le den prioridad a las informaciones que aparecen en este otro tipo de soportes es síntoma evidente de que algo está cambiando. Y, en mi opinión, para bien. Apenas había forma humana de manifestar el malestar del personal ante según qué cosas que hacen los señores con corbata que juegan al risk. Pero ahora sí hay manera y, en especial Twitter se está convirtiendo en la vía por la que presionar a los poderes (a casi todos). Y lo más sorprendente es que se dejan presionar. Sin embargo, no durará mucho el uso inteligente y responsable de las redes sociales como canal para expresar que ya estamos hasta el moño de que nos toreen. Ya verás como llega algún tonto y lo jode.

En esta última semana, los eurodiputados, que son diputados con muchos euros, se han visto sonrojar. Votaban en el parlamento europeo, que es un parlamento con diputados con muchos euros, si deberían bajarse el sueldo y viajar en clase turista y no en bussines, que quiere decir ‘negocios’ en la lengua de su, más que graciosa, descojonante majestad, que me lleva a mí a pensar qué bussines hacen ellos allí con mis euros, que son los suyos porque sí y por eso se llaman eurodiputados. Ellos dijeron que no, que cómo iban los políticos a rebajarse a viajar sentados al lado de señores ancianos, niños, y gente de la clase baja… Aunque alguien les debería explicar que ellos viajan, precisamente, para velar por los intereses de la gente a la que desprecia regularmente. Todo se hubiera quedado ahí, amparados en la maldita desgracia (para los demás) de que la información europarlamentaria apenas llega a los medios de comunicación y nadie se entera de lo que allí sucede. Suerte que ahora existe Twitter.

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España es un país que, si lo observas con detenimiento, te descojonas de la risa. Los jóvenes científicos no pueden aplicar lo que saben para el progreso de su tierra patria porque nadie les da trabajo. Emigran sus piernas y, con ellas, sus cerebros (fuga, que le llaman) para aportar al Producto Interior Bruto de países en vías de desarrollo como Estados Unidos y Alemania. Mientras, aquí, además de por la mentira, la economía vive del sol, de las playas, de las paellas, de los tablaos flamencos y de los bares de copas, amén de algún valiente que visita España para detenerse unos segundos a mirar piedras y a pagar los 15 euros que cuesta entrar en un museo de chichinabo. Sin embargo, a pesar de que el futuro de España para por que a los guiris no les falte de nada, el país tiene un ministro de Industria que cobra en un año lo que cualquiera de nosotros en toda nuestra vida.

                     España, cuna del Idiotas+Deficientes+imbéciles. (Imagen: pekinypokon)

Se llama Miguel Sebastía. Sí. Es él. Aquel bobo que trató de ganarle unas elecciones municipales a Ruiz Gallardón mostrando ante las cámaras en un debate televisado una foto de su contrincante acompañado de una señorita de buen ver, que era testaferro de Roca, el del caso Malaya, dicen. Evidentemente no ganó la Alcaldía porque para eso se necesita algo más que echar mierda sobre el de al lado. El premio por ser tan imbécil fue un nombramiento como ministro de una actividad económica irrisoria en este país, que está ubicado en el último lugar de todas las listas que se realizan en el mundo sobre cosas que molan, como economía, educación (la de los libros y la de andar por casa) o capacidad de afrontar catástrofes.

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Polos opuestos

Publicado: 9 enero, 2011 en Sin categoría
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Da un poco de pánico entrar en un periódico digital últimamente (los de papel ya no sé ni cómo son). El ‘annus horribilis’ este que se acaba de largar inició su andadura con aquel terremoto en Haití del que ya he hablado mucho y que fue presagio de otros once meses más de desgracia tras desgracia. Sin embargo, en este año 2011, además de alguna catástrofe aérea, destrucciones masivas de pájaros y alguna que otra cosa extraña más, está comenzando un tanto…

Tanto, que a veces me siento como otro personaje del humor, Chiquito de la Calzada. Tecleo en el ordenador la dirección de elpais.com, por ejemplo y, antes de darle al ‘ok’, mi mano suele hacer un gesto hacia adelante y hacia atrás como aquel tan característico del humorista, sin poder parar de repertirme «no puedor, no puedor…». Asustado, como con miedo, ignorante de la preocupante historia del día que detrás me espera. Pero al final, siempre entro.

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