El presidente del Gobierno de España, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha anunciado la entrada en vigor del estado de alarma, la primera vez que eso sucede en tiempos de democracia. Ni Tejero ni el 11-M ni la emisión sin censura de la programación de Telecinco han sido acontecimientos históricos lo suficientemente graves como para mutar el estado natural del Estado artificial en el que vivimos. Han tenido que ser los controladores aéreos los que, con la amenaza ejecutada de joder el puente al personal, se han subido a las barbas de este presidente electo de la democracia que no se ha presentado para ello.
Estos profesionales de altos vuelos también van a ir a parar a lo hondo del pantano de Luna, junto con el de Wikileaks. Su pecado ha sido ni más ni menos que meterse con el niño gafotas, Pepiño Blanco. Decidieron no ir a trabajar. Y alegaron que se encontraban malos. Ahora les obligan a currar o el peso de las leyes recaerá sobre ellos. Supongo que también habrá semejante penitencia para otro pecador de la pradera. Zapatero tampoco ha ido a trabajar ningún día durante la movida. Como otro controlador aéreo cualquiera. Aunque él ni si quiera ha dicho que estaba malo. De lo que no se ha debido enterar es de que el estado de alarma en su país, antes de esto, ya estaba activado.
España, a cal y canto. (Foto: laverdad.es)
Caja digit@l 